Oculi Melancholiarum – Alud
El mar somos nosotros
En 2021 una torrencial aparición irrumpía en la escena underground mexicana. Victoria Carmilla Hazemaze es el combustible que alimenta la gran llamarada creativa, con más de diez proyectos paralelos, que han editado una escandalosa cantidad de música en menos de dos años. Uno de ellos, Oculi Melancholiarum, ha lanzado nada menos que dos EP y dos álbumes lanzados en este año 2022. Bajo el pseudónimo de Nox Victoria, su alma mater nos conduce hacia parajes del black metal atmosférico con la ayuda de Charles Nómbe.
Deja intuir la portada de Alud, que no vamos a encontrar el estilo gélido y siniestro que se presupone en el género. El delicado dibujo de un rostro femenino compungido y aparentemente sumergido y, en tonos azules sobre fondo blanco, concuerda con el carácter lánguido y doliente de la música que lo acompaña.
El álbum tiene un evidente aroma salino y todos sus elementos aluden continuamente la presencia del mar como trasfondo y protagonista del concepto. “Océano gris”, “Navegando en el abismo”, “Mar de angustia” o “Entre las olas” explicitan esta intención, que también tiene su reflejo en la producción. Los teclados agudos y reverberantes declaman su nostalgia entre la melancolía y el onirismo. Con un sonido amortiguado y distante, pareciera que la música emergiera de las aguas, como si los mismos mares cantaran una anónima tragedia en su oceánico lenguaje. En la misma línea, la voz muestra dos caracteres, diferenciados pero complementarios. Por un lado limpia y aterciopelada, transmitiendo una gran melancolía que surge de las más profundo lecho marino. Cuando las mareas agitan el ritmo, aparece una vertiente más reconocible de black metal, los shrieks parecen luchar para abandonar la masa acuática y hacerse oír por encima de la espuma y el oleaje.
Las guitarras actúan como tercer elemento, fundidas en la mezcla, sin reclamar protagonismo, pero ayudando a construir una textura de distorsión que turbia el estilo lo suficiente como para no resultar excesivamente etéreo. Sí se muestra imponente, en cambio, la percusión, con un sonido muy orgánico, dirigiendo la corriente sonora hacia la quietud de las aguas calmadas o hacia la tempestad que las agita violentamente.
Esta dualidad marca el carácter de un álbum emocional y emocionante, que nos traslada hacia parajes marinos con un lenguaje musical vívido, vibrante y desnudo. Muchas son las imágenes que dibuja en el oyente, toda ellas poderosas e intensas, que nos sirven para admirar el bravo oleaje en la distancia, sentir la espuma acariciando la piel sobre la arena o arrojarse a un sueño eterno, hacia lo profundo de alguna sima abisal donde no llegan la luz ni la palabra del hombre.