Déluge – Ægo Templo
El dolor como motor de esperanza
Æther, primer álbum del sexteto francés Déluge, proponía una interesante muestra de post black metal relativamente canónica. Aunque con incursiones hacia otros subgéneros, presentaba características comunes a su estilo principal mostrando un tono emocional anclado en la desesperanza y la angustia.
En noviembre de 2020, mes en el que veía la luz su segundo trabajo Ægo Templo, mucho había cambiado respecto a 2015. No obstante la extraña y dramática situación que vive el conjunto de la civilización humana no ha oscurecido el sonido de Déluge. La desesperanza ha dado paso a una melancolía extensa pero ambivalente, que guarda un grado de sufrimiento interior, pero puede ser también un mecanismo cinético que empuje a la voluntad hacia la siempre utópica esperanza.
Antes de entrar en materia musical mencionaremos la portada, que guarda relación estética con la anterior. Su críptico mensaje esconde un concepto profundo y lleno de significado. El centro del diseño que se muestra evoca directamente a “La columna rota”, autorretrato de Frida Kahlo en el que se representaba a sí misma con un corsé de acero, con la columna vertebral convertida en un columna arquitectónica quebrada tras un grave accidente sufrido en 1925 que le provocó graves dificultades y mucho dolor físico. El intenso sufrimiento junto con la determinación de afrontarlo con entereza, representa el nexo de unión entre la clásica obra y Æego Templo.
Así el estilo del álbum se debate entre la melancolía y la esperanza. Más accesible que su predecesor, ha sido producido de manera más limpia y luminosa. Continúa siendo preeminente la presencia del post black metal, conducidos por emocionantes trémolos, screams cargados de expresividad y agresivos blast beats. No obstante, hay espacio para pasajes influenciados por el post hardcore, una ejecución más progresiva e incluso atmosférica.
La mezcla de géneros puede ser interesante por sí sola, pero necesita una buena mixtura para resultar llamativa, para combinarse más allá de la yuxtaposición de estilos. A este respecto Déluge maneja con maestría la fusión, apoyado en un dominio de la cadencia impecable. Las partes más agresivas aparecen en una medida justa, nunca alargándose más de lo debido. De manera similar, los momentos más pausados e incluso ambientales surgen exactamente cuando deben hacerlo para mantener al oído y la mente siempre expectante.
La voz es un elemento clave en esta construcción, con un rango emocional amplio y una intensidad siempre a orden al momento instrumental. Transmita angustia, rabia o dolor, la música muestra una plenitud comunicativa que logra hacerse paso, más allá del conducto auditivo, hasta rascar los rincones internos que erizan la piel y avivan los sentimientos.
En cierta manera Ægo Templo es una suerte de tratado sobre la inteligencia emocional. No esconde la realidad de nuestra naturaleza. Una melancolía atávica que nos persigue y nos azota, por los motivos más mundanos o los más trascendentales que podamos albergar. Pero la gran lección es que ésta es sólo una parte de nuestra dualidad, un sustrato que alimenta nuestro organismo transformando en movimiento nuestra materia oscura.
La energía vital que transmite este álbum es un degradado que abarca desde lo más oscuro hasta lo más claro en una sola veta musical, recordando que la voluntad es la muestra más sencilla e importante de nuestra propia existencia.