Lake of Tears – Ominous

Una obra fruto de la vida y la muerte.

Lake of Tears es una banda singular. Con nada menos que 30 años de existencia (su primera demo se grabó en 1993), ha mostrado siempre una personalidad muy marcada y una impronta que se ha mantenido intacta a través del tiempo. En tres décadas el estilo musical suele estar sujeto a cambios, ya sea por las experiencias vividas, la inquietud compositiva, el crecimiento artístico o el propio paso del tiempo. Lake of Tears ha vestido atuendos variados y diferentes entre sí, influidos por el death, el gothic  o el rock progresivo, siempre con una identidad muy reconocible que yacía en gran medida sobre la voz inconfundible de Daniel Brennare. El fundador y vocalista ha sido el núcleo alrededor del que han orbitando distintivos artistas en cada uno de los álbumes pasados.

En su última creación aparece su nombre en solitario y eso ya es un dato a tener en cuenta. Nada menos que una década ha pasado desde que en 2011 Illwill recuperara la vertiente más metálica de la banda. Y ésa década ha sido toda una vida. Una vida pasada pero, sobre todo, una vida ganada, ya que Brennare ha afrontado una larga, dolorosa y difícil batalla contra la leucemia. Una enfermedad como esta te cambia la vida y no de manera metafórica. Despedaza muchas de las cosas que hasta hacía poco habían formado parte de tu normalidad. Las relaciones de pareja, amistades, familia, profesión… todo se expone a una tensión extrema a cada uno de los pilares que componen la vida y sólo hay dos posibles salidas. Fortalecerse o quebrarse.

Semejante experiencia deja huella, mella algunos dientes, afila otros y genera demonios que deben ser exorcizados. Quizá Ominous tenga parte de exorcismo, sanación, confesión, liberación, epílogo… puede que una mezcla de todo lo anterior. Lo que es evidente es que se trata de la culminación de un viaje doloroso y devastador. En la superficie parece tratarse de una aproximación a la temática espacial que ya vimos estilísticamente en Moons and mushrooms. Es fácil quedarse en la superficie ante esta analogía, pero la oscuridad de la propia portada y el nombre del álbum son una pista inequívoca de que existe una realidad alternativa bajo los cimientos.

“5573 to station”

“Hello, is anyone there?”

“I’m at the destination”

“There is nothing here”

 

Son las primeras palabras que escuchamos en forma de locución radiofónica durante “At the destination”. Musicalmente encontramos una versión oscurecida y con un punto industrial que Brennare se encarga de reconducir vocalmente hasta terrenos que nos resultan familiares. Para quien haya visitado el sonido de esta banda a lo largo de los años, encontrará momentos familiares. Ominous es, al fin y al cabo, una obra producto de una situación vital trascendental. De esas que te obligan a repensar el pasado y a imaginar todos los futuros, posibles o imposibles.

 

In wait and worries”, “Ominous too” o “Cosmic sailor” (concepto éste ya utilizado en temas pasados como “The Homecoming”), nos transportarán a la delicada melancolía de Forever Autumn. Melodiosas e irradiando una tristeza bella y casi cálida, se apoyan por momentos en una sección de cuerda realmente potente y expresiva. “Ominous one” y antes de afrontar una recta final decrescendo, “The end of this world” recuperan la energía de Illwill, aderezada con algunos trémolos de influencia black. “Lost in a moment” y “one without dreams” son pura esencia Lake of Tears, con detalles que evocan momentos de etapas anteriores como A Crimson Cosmos, The Neonai o Black Brick Road.

 

No hay nada en este Ominous que sorprenda excesivamente. La voz inmutable de Brennare, los requiebros estilísticos, la expresividad y la capacidad de resultar conmovedor permanecen intactas. No obstante, se trata de una obra que hay que comprender, sumergirse en sus orígenes y permitirse invadir por la pesada carga que oculta cada una de sus notas.

Toda la música tiene una causa, que puede ser más o menos banal o más o menos trascendental. Éste es el relato de una gran epopeya vital, una travesía hacia el espacio desconocido donde todo es silencio y soledad, hasta orbitar alrededor de un vacío inabarcable que finalmente te expulsa, retornando al punto de partida contra todo pronóstico. Ominous es más profunda que el propio cosmos, tanto como el alma humana, sus terrores, sus tragedias y tribulaciones. Única al tiempo que universal. Un álbum que no podría haber surgido sin el talento musical de Daniel Brennare y la victoria de la vida, pero tampoco sin el dolor ni la sombra de la muerte. Parafraseando a Ortega y Gasset, Ominous es una obra y sus circunstancias.

 

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