Vurdala’ka – A Lingering Taste
Vampirismo renovador
Siempre he opinado que el black metal es una expresión artística heredera del romanticismo. La disrupción estética y la descarnada forma de abordar conceptos como la muerte, el suicidio o el sufrimiento tienen mucho que ver, si lo pensamos, con la exuberancia emocional que mostraban los autores románticos así como la exploración del gótico que llegaba de Inglaterra, su tenebrismo literario.
Llama la atención, a este respecto, que el romanticismo fue eminentemente un movimiento liberal (en el sentido dieciochesco). Se opuso a la monarquía absoluta y muchos románticos regresaron a España de su exilio tras la muerte de Fernando VII. En un ámbito menos institucional, también se enfrentó a una condena de su aspecto formal y estético, que venía a subvertir muchas de las convenciones creativas de la época.
No deja de resultar curioso que esta herencia, transmutada en una versión más extrema y cruda, como es el black metal, haya sido alienada, durante tanto tiempo, por ideologías reaccionarias. La aproximación al terror, el dolor, la misantropía y la angustia vital, es un ejercicio creativo e intelectual puramente renovador y humanista que nace de la curiosidad intelectual, así como de la necesidad de comprender los horrores de nuestra existencia.
Me topé con Vurdala’ka con esta reflexión en mente que, como un enigma alquímico, materializó en forma musical todos estos pensamientos. Se trata de una one woman band procedente de Girona. Enclavado en el centro mismo del legado romántico, juega con el vampirismo, el terror, la poesía o la mitología desde el punto de vista de la saga Elder Scrolls. En el caso de su último EP Lingering Taste lo hace, además, orbitando alrededor del papel de la mujer en dichos temas.
La estructura del álbum es simétrica, con tres pistas ubicadas en el black metal, separadas entre sí por un interludio instrumental. Siendo el primer trabajo que escuchaba de este proyecto, causa un fuerte impacto con su black crudo y sucio. La inclusión de teclados oscuros y solemnes, casi eclesiásticos, ofrece un contraste siniestro y muy efectivo. La música es una amalgama estridente que no siempre permite identificar cada uno de los instrumentos por separado. De alguna manera, esto no debería funcionar, pero lo hace. El resultado es un sonido sepulcral, denso y chirriante que parece surgido de la más tétrica de las catacumbas, acompañado por una voz que sólo puede surgir del interior de alguna entidad vampírica centenaria.
Los interludios instrumentales nos trasladan, en cambio, hasta un escenario de novela gótica, a lomos de una melodía fantástica y enigmática. A medio camino entre el dungeon synth y lo sinfónico, nos ofrece unos instantes de pura atmósfera y misterio que completan la textura del álbum.
Vurdala’ka se añade a la lista de proyectos decididos a explorar el terror, la fantasía y la oscuridad desde una perspectiva diferente, huyendo de los conceptos retrógrados y las visiones conservadoras del pasado. Desde Ateneo Oculto nos adscribimos instantánea y ciegamente a su culto vampírico, proclamando nuestra adoración por las fuerzas oscuras que impulsan su oscura voz.