Ulcerate – Stare into death and be still
Death metal elegante y transversal
El cuarteto neozelandés reconvertido a trío Ulcerate, ha sido siempre una rara avis en los territorios del death metal. A pesar de la evidente esencia de éste género que impregna todos sus trabajos, una visión muy amplia del mismo ha dotado a la banda de una capacidad para expandirse musicalmente hacia lares de diversa categoría.
Antes incluso que la música, el propio concepto que reside tras ella ya incorpora elementos más afines a otros estilos como el doom o el black. Lejos de elementos tradicionales como el gore o la violencia explícita, Ulcerate siempre ha optado por abordar la agonía existencial como conductor para su visión extrema de la música. La ira inherente al metal extremo y en concreto al death metal, obtienen un matiz casi metafísico que de alguna manera permite desarrollar una cualidad emocional mucho más amplia y profunda de lo que es habitual.
El cambio de Relapse Records para fichar por Debemur Morti parece afianzar este extremo, ya que a la sombra de este sello, dedicado principalmente a albergar bandas de black metal, han completado un paso más en su evolución. Stare into death and be still supone nada menos que su sexto álbum de estudio desde su fundación en 2003 y su primer larga duración editado en 2007.
Su complejidad musical ha aumentado, si no en la técnica y estructuración de los temas, sí en cuanto a la búsqueda de texturas y recursos novedosos que tenían la ardua tarea de no alejarse en exceso de sus raíces. En este sentido la acogida ha estado divida entre aquellos que consideran que se ha dado un paso demasiado atrevido, frente a los que celebran la experimentación y la ruptura de las convenciones formulaicas.
A mi parecer ésta obra recoge la esencia de la banda más que ninguna otra, ya que al abordar una concepción tan profunda de la emoción humana, se hace inevitable una evolución sonora que se sumerja en dicha complejidad al tiempo que lo hace la música.
En realidad, salvo para aquellos que sostengan una visión mucho más clásica y rígida del death metal, el cambio no es tan abrupto como podría parecer a priori. Cierto es que aumentan en número las aristas que nos señalan en otras direcciones, como el sludge o el post metal, al igual que muestra un punto algo más progresivo, pero el armazón que sostiene al conjunto continúa siendo una construcción férrea de death metal.
Probablemente sea la batería el eslabón más importante a la hora de mantener las raíces afianzadas en su género. Jamie Saint Merat es un batería excepcional y en esta ocasión vuelve a demostrarlo dominando con maestría el tempo, una amplia gama de recursos y un lustroso uso de los cimbales. Paul Kelland por su parte, vuelve a sobresalir con un trabajo vocal que roza el equilibrio perfecto. Posee la fuerza y el aura clásica de la vieja escuela, al tiempo que refleja sonoridades modernas e incluso melódicas que recuerdan fugazmente a bandas como Septic Flesh o Insomniun. Además, su desempeño en el bajo resulta muy consistente, con algunas apariciones destacadas sobre todo entre secciones.
En la misma línea que la voz encontramos la guitarra de Michael Hoggard, navegando con destreza y creatividad entre dos mundos musicales. Sus potentes riffs y los trémolos se yuxtaponen con melodías mucho más atmosféricas y “post metaleras” encontrando un balance de precisión nanométrica.
Gracias a una base sólida y profunda de indudable death metal, Ulcerate erige sonidos que emanan de diferentes lugares y se dirigen hacia horizontes variados, encontrando en su equilibrio la clave que permite al conjunto sonar original sin llegar a la vanguardia, clásico sin llegar a la ortodoxia y en perfecta armonía entre sus dos almas.