Aardling – Transmit to distance
Ecléctico ejercicio de modernismo.
A pesar de haber lanzado un nuevo álbum este 2020, no puedo resistirme a escribir acerca del anterior disco de Aardling debido a su estilo tan particular y al efecto que causo en mí al escucharlo. Lo primero que llamó mi atención fue la portada. No suelo ser muy partidario de juzgar a un libro por las tapas, pero en ocasiones el concepto artístico que lo acompaña es una buena guía para saber, de manera aproximadamente, qué propuesta musical se nos quiere presentar.
En este caso el diseño entre la abstracción y la estética a lo Tim Burton, más allá de una opinión subjetiva, transmite un cierto misterio, y que resulta difícil identificarla con un género musical.
La primera pista sólida la encontramos en la formación de la banda, compuesta por Kim Carlsson (Kall, Hypothermia, ex –Lifelover), Déhá (Imber Luminis, Déhá o Merda Mundi entre otros) y Santino van der Aa (Hypothermia), lo que deja bastante claro que nos vamos a encontrar una fórmula ecléctica y tendente al post metal.
Afortunadamente no nos estamos ante una mera repetición de los patrones que suelen asociarse a este subgénero. Transmit to distance va más allá en la búsqueda de su propia identidad.
La etiqueta post metal se queda bastante corta a la hora de desarrollar una descripción acertada. Por un lado encontramos pasajes que se alejan bastante del metal para acercarse al post rock y el post punk. Del primero posee la delicadeza de los punteos y la predilección por la construcción de atmósferas instrumentales, mientras desarrolla la cadencia melodiosa y melancólica que invita a seguir el ritmo del segundo. El bajo mantiene un pulso potente, formando una dupla muy interesante con la guitarra, que despliega constantemente riffs y melodías melancólicas y brillantes.
En el otro lado Transmit to distance guarda un espacio importante para la agresividad. Quizá no en términos cuantitativos, ya que los pasajes que se acercan al metal extremo no son muy numerosos, centrándose en apariciones esporádicas de voces cercanas al depressive black metal que en un recrudecimiento de la música. No obstante éstos fragmentos ayudan a crear una atmósfera diferente, sin la cual ésta obra parecería incompleta. Más que violencia, destila tristeza, conjugando a la perfección con el estilo instrumental al que acompaña.
Aardling nace ya con una identidad muy madura, tanto en términos conceptuales como musicales. La fantasía continua de las guitarras, los luminosos teclados, la vibrante variedad de registros vocales y la amalgama de influencias constituyen el crisol en el que se funden todos los elementos para crear esta obra introspectiva y melancólica, mezcla perfecta del espíritu indomable dieciochesco y la quiebra emocional del tiempo que nos ha tocado vivir.