Hylem – Testimony of a fragile coincidence
Un viaje hacia la nostalgia.
Envuelto en una neblina misteriosa, oculta en la marea insondable de bandas y proyectos que pueblan el mundo virtual, Hylem habita un minúsculo rincón de la red. Casi como si quisiera permanecer oculto de las miradas efímeras que saltan de nombre a nombre, de canción a canción o de vídeo a vídeo como la indiferencia de quien observa la homogénea hojarasca que cubre el suelo otoñal. Su austero Bandcamp y su tenue presencia en Youtube revelan poca información, salvo que se trata de una “one man band” procedente de Chile.
Testimony of a Fragile Coincidence es una obra instrumental que oscila entre los límites de géneros muy diversos sin llegar a pertenecer a ninguno de ellos. Pausada, armónica y grácil, se cimenta sobre el post rock para construir una atmósfera melancólica y contemplativa, que fluye muy sutil y elegantemente hacia otros territorios. Una vertiente más metálica hace uso de trémolos y blast beats para acercarse al post black y el blackgaze, aunque siempre con un sonido limpio y atmosférico que no busca transmitir una actitud fiera sino contemplativa. Su energía es vital y luminosa, desprendiendo esa belleza tan presente en la naturaleza, que llama a la calma al tiempo que produce un extraño estadio entre la tristeza y la felicidad. Un violín y un violoncelo ponen el contrapunto nostálgico y neoclásico, arrastrando la cadencia hacia un ritmo más pausado, llegando incluso a zonas fronterizas con una suerte de doom sinfónico.
Cuando se compone una obra instrumental, se corre el riesgo de tratar de emular las estructuras y tiempos de trabajos que contienen un apartado vocal. Esta opción suele ser un obstáculo, ya que hace parecer a la obra falta de algún elemento que pasados los minutos puede acabar por resultar tedioso. Hylem en cambio, muestra su naturaleza instrumental sin artificios, expandiéndose y desarrollándose suavemente pero con firmeza hasta dibujar parajes que invitan a la reflexión y la relajación.
Con una duración cercana a la hora y media Testimony of a Fragile Coincidence no es una obra de consumo rápido, ni pretende resultar atractiva a golpe de exaltación emocional. Fluye a través de la mente como un manantial de serenidad, prescindiendo del tiempo para sumirnos en una quietud balsámica. Sin duda una experiencia que colmará a aquellos que estén dispuestos a alejarse del bullicio que nos acecha, tanto por fuera como por dentro.