Los Chikos del Maíz – David Simon
La rabia reflexiva
De cronista en The Baltimore Sun a guionista y productor, David Simon se deshizo del barniz romántico que el capitalismo es capaz de untar sobre la pobreza para crear algunas de las series más descarnadas y apasionantes de la historia de la televisión. La mitología artificial construida alrededor de “la vida en lo barrios”, obvia la verdadera realidad de las clases más explotadas. Una dualidad que implica mucho trabajo comunitario, solidaridad, conciencia de clase y dignidad, pero también pobreza, violencia e incertidumbre. Su figura da nombre al nuevo EP de Los Chikos del Maíz, que reaparecieron en plena pandemia con un material algo diferente al acostumbrado.
No nos llevemos a engaño, los ingredientes principales que han constituido su fórmula siguen ahí. La combatividad, la crítica ácida, el señalamiento de la hipocresía a ambos lados del espectro político y tanta conciencia de clase como para sacudir la caspa ideológica hasta sepultar a Llamazares.
No obstante, los efectos de la COVID son ineludibles y este David Simon se muestra más pausado, reflexivo y nostálgico que Comanchería. Es sin duda el fiel reflejo de un confinamiento que nos ha dejado mucho tiempo para la introspección. Habría sido fácil tratar de replicar su estilo previo, cuya gran acogida desembocó en una ambiciosa gira. Habría sido aún más fácil utilizar la pandemia como matriz lírica, que conectara en un segundo con el sentir mayoritario del oyente, pero también habría resultado en una obra más efímera y circunstancial.En cambio el Nega y Toni el Sucio, nos ofrecen un trabajo cargado de fuerza y nostalgia enmarcando en una realidad cuyo sedimento social se mantiene intacto bajo los efectos de la pandemia.
“Interestelar” abre el EP con un bonito homenaje a Carl Sagan, donde nos ofrece una visión del barrio y del cosmos, acentuando la astronómica lejanía que separa la realidad de las clases trabajadoras de la intelectualidad burguesa progre y los raperos de sofá. Más terrenal, “No Es País Para Viejos” es una auténtica ametralladora cargada de mensajes. La gestación subrogada, el negacionismo, la inmediatez o la cultura del ídolo, ponen sobre la mesa una cantidad de nombres que reciben sus balas o sus homenajes. Miguel Bosé, Carrero Blanco y Andrea Levy frente a Willy Toledo, Eskorbuto o Robespierre establecen la clara línea que separa las dos trincheras.
Con una trascendencia más prosaica, “San Paulo” cuenta con la colaboración de Laura para representar el amor y el sexo como elemento de resistencia. Una declaración de complicidad, libido y libertad en compañía.
“David Simon” utiliza la obra del guionista como vehículo para representar la desigualdad y los problemas de la clase trabajadora en la sociedad de los años 90, que han pervivido hasta nuestros días. Una base melancólica y un estilo más noventero recuerda The Corner, Treme y The Wire, junto a nombres ya míticos como McNulty, Marlo, Sobotka o Stringer Bell en una descarnada visión del sueño americano.
“Odio En Las Entrañas” cierra este disco con un quejido de añoranza recordando la adrenalina y complicidad de los directos. También se trata de la pista más actual, incluyendo algunas referencias a la pandemia como la “policía de balcón”, la brutalidad policial o la reactivada “alerta antifascista”, desde que la deriva reaccionaria de VOX entrara en el parlamento español bien flanqueada por unos medios de comunicación tan fascistas como nuestro patrio Jafar.
David Simon puede interpretarse como un epílogo de Comanchería, pero también como una actualización, pasada por el filtro de la COVID y las consecuencias que ha tenido en la vida de la clase trabajadora. Un trabajo más reflexivo, con rimas y bases más pausadas, pulidas por un estilo más elegante que aún mantiene la crítica afilada como una hoz y contundente como un martillo.