Pupil Slicer – Mirrors

Caos minucioso

Se puede intuir que una banda cuyo nombre es Pupil Slicer no se dedica a la música contemplativa. Aunque no deja mucho a la imaginación, esta elección sí esconde un dato anecdótico: proviene de la famosa escena de El Perro Andaluz de Buñuel en la que una cuchilla corta la pupila de un globo ocular.

En lo puramente estético se aleja, no obstante, del surrealismo y la abstracción, para liberar un torrente de fuerza bruta. A pesar de mostrar una energía irrefrenable sus composiciones son técnicas y meticulosas. Como la demolición de una presa que libera un tsunami arrasador, pero que debe organizarse mediante un cálculo milimétrico, Mirrors es una obra se vale de una materia prima brutal y áspera para ensamblar una estructura pulida y geométrica.

Arribar a las orillas de un sonido que adquiera sentido, que guarde una proporción técnica y plástica adecuada, ajustándose además a la visión (muchas veces borrosa) que se dibuja en la mente del artista, es una ardua travesía. Antes de llegar a este primer disco de larga duración, varios EP anteriores conformaban una base interesante pero aún germinal. Se advertía una intención y una actitud, pero aún faltaba ajustar la brújula. Mirrors es la consecución de un proceso de búsqueda, de crecimiento y creación que culmina en un coloso metálico perfecto y brutal. Destila una agresividad un tanto caótica y desatada a lo The Dillinger Escape Plan, mostrándose a veces compacto y moderno como Converge.

Kate Davies, que ha sumado a su puesto en la guitarra el de letrista y vocalista, realiza un trabajo impresionante. Con un amplio rango emana fiereza, angustia y rabia. Las guitarras suenan como auténticas motosierras chirriantes, capaces de atravesar cualquier material sobre el que incidan sus ondas. El bajo de Luke Fabian no se conforma con ser comparsa y ataca las notas con un ímpetu que reclama un merecido protagonismo, mientras Josh Andrews a cargo de la batería, está al acecho del momento perfecto para explotar liderando unos breakdowns demoledores, acentuados por algunos fragmentos atmosféricos que incluyen cierta ornamentación electrónica.

Cuando consigue una alineación perfecta con la música destila la violencia del grindcore y la energía del powerviolence hasta las orillas de Napalm Death. En ciertos momentos pareciera arrojar palabras sin control llegando a sonar como una versión desquiciada de Protest The Hero. En la parte final del disco podemos encontrar incluso influencias del black metal y el post metal, que diversifican la orientación del álbum.

Finalmente, encapsulando toda esta masa caótica, encontramos un armazón de mathcore violento en su ejecución, geométrico en su estilismo y milimétrico en su composición. Estructuras camaleónicas y distorsiones febriles son las aristas más visibles de una fórmula compleja, minuciosa y muy trabajada, en la que se aprecia el fruto de todo su trabajo previo, en el que fue germinando el estilo y la intención que se escucha ahora.

En el corazón de este torbellino existe un espacio, no menor, en el que se ubica el mensaje de Pupil Slicer. Con el ojo puesto en diversos problemas de la sociedad contemporánea, alcanza su máximo esplendor probablemente en “Panic defense”.

La Gay panic defense y Trans panic defense son estrategias legales, utilizadas principalmente en Estados Unidos por hombres heterosexuales cisgénero, para justificar la violencia o asesinato de homosexuales y mujeres trans (tras acostarse con ellos sin saberlo). Según esta excusa, se provocaría un ataque de pánico que daría lugar a una suerte de locura transitoria que conduciría a la agresión prácticamente involuntaria.

La respuesta del trío es contundente:

“Raise the axe, cut them down

Face the facts, don’t hide the crime

Try to insist, plead innocence when the message is clear

Won’t shed a tear, you’re a fucking coward

Try to insist, plead innocence when the message is clear

Killing through fear”.

 

Mensaje, actitud, plasticidad y ejecución. Mirrors es una obra redonda, intensa de principio a fin, con una energía agresiva pero no depresiva, que deja un poso positivo y un lema claro: denuncia desde la rabia, rabia desde la voluntad, voluntad desde el pensamiento.

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