Four Stroke Baron – Monoqueen

Cuando regrabar tiene sentido.

Cuando escuché Four Stroke Baron por primera vez en 2018, lo primero que pensé fue: “esto no debería fucionar”.

Planet Silver Screen planteaba la premisa de un metal progresivo acompañado por una voz claramente reminiscente del new romantics y la música de los años 80. En un primer momento, la combinación de ambos elementos me produjeron una sería disonancia cognitiva. Lo que escuchaba no parecía pertenecer a un todo, sino que voz y música parecían desarrollarse completamente por separado.

Pasada la sorpresa inicial y ante una escucha más consciente, las piezas comenzaron a encajar en lo que acabó siendo una obra genuina y original. Dos años después presentan Monoqueen, que no es EP, ni split, ni larga duración, ni recopilación, ni regrabación, sino que lo es todo. La primera parte se compone de sendas versiones de bandas tan dispares como The Beatles o Tones on Tail, mientras que la segunda recoge regrabaciones de su primer lanzamiento King Radio.

En realidad ambas partes pertenecen a la misma creación que debe ser así considerada. Tanto para quien se acerque por primera vez a esta banda, como para quien desee redescubrir su sonido inicial, Monoqueen tiene sobrados alicientes para resultar atractivo.

Lunatic fringe”, de Red Rider, es la versión que abre el álbum, seguida de “Lungs”, con la que consiguen dotar al sonido de CHVRCHES con un interesante aire retro. La banda hermana de Bauhaus, Tones on Tail, recibe un homenaje en la oscura y potente “Burning skies”. Su último tercio es, probablemente, lo más agresivo y extremo que hemos oído por parte de Four Stroke Baron.

La fugaz “Mean Mr. Mustard” convierte a The Beatles en una versión robotizada y progresiva del sonido clásico de Liverpool, que continúa con un deje industrial en “Why a bitch gotta lie” de Death Grips. Post Malone y el atmosférico flow de “Broken whiskey glass” ponen el punto y seguido tras la primera parte Monoqueen.

Las cinco pistas siguientes son una revisión de su primer trabajo, en el que se advierte con claridad la evolución que ha experimentado su sonido.

Portada original de King Radio

El origen de este cambio se halla en la producción, más que en la tarea compositiva. La diferencia entre King Radio y Planet Silver Screen radicaba en la relación entre la voz y la música. Mientras que en el primero está se hallaba más apagada para dejar mayor protagonismo a aquella, después pasaría a mostrar un balance mucho más equilibrado.

Esta regrabación ahonda en esta premisa, que es precisamente la base de la personalidad tan genuina de la banda. La voz a lo Tears for Fears nos transporta a un mundo retro, pop y sumamente accesible, mientras la música es melódica (dentro de los cánones del metal), pero potente y enérgica, creando entre ambas un contraste llamativo y pegadizo.

Unas veces pesada y heavy con un espíritu muy progresivo, otras con un toque más cerca del rock y el pop rock, pasando por algunos destellos psicodélicos e incluso industriales, Four Stroke Baron y su insólita dicotomía tiene una identidad muy marcada. No deja de tener un componente bizarro, como un híbrido digno de un freak show al que nadie puede dejar de observar. Precisamente por ello, resulta divertido, hipnótico y adictivo.  Una apuesta arriesgada que logra una marca distintiva en una escena globalizada e hiperpoblada.

 

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