El día de la bestia – 25 aniversario

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La obra magna de Álex de la Iglesia cumple un cuarto de siglo, impávida ante el paso del tiempo. Como si su Madrid gótico y berlanguiano hubiese tomado una nueva dimensión, anabolizandose con el paso de los años.

Cualquiera que asistiese a su estreno en el desaparecido Cine Rex descubrirá, con un nuevo visionado, una película mucho menos oscura y repleta de detalles. Todos los matices y diferentes colores planteados por su director de fotografía Flavio Mártinez Labiano, fueron ocultados por el nefasto trabajo que realizó el laboratorio FotoFilm Madrid, al tratar de incluir con coherencia las primeras infografías del cine español.
En la actualidad y con su definitiva edición en alta definición, se muestra con un esplendor inédito y repleto de curiosidades.

Todos sabemos que la primera película del realizador vasco fue producida por El Deseo, es decir, por los hermanos Almodóvar.
Acción mutante resultó un espectáculo más cercano a la comedia, pero sin dejar de ser un ejercicio de violencia intergaláctica, inusual en el cine patrio.

Las negativas a la hora de producir la película fueron constantes y casi todas relacionadas con la temática satánica del producto. Tardaron más de dos años y medio en encontrar financiación. No era para menos, durante la preproducción acudieron a libros como Las clavículas de Salomon o El martillo de las brujas, conocidos compendios sobre magia negra, que a su vez son contenedores de los rituales necesarios para invocar al Maligno. Este afán por la verosimilitud impregna todos los escritos y cálculos mostrados, así como las diferentes firmas y grabados que plagan la producción.

Bebiendo de fuentes tan dispares como El Quijote, el juego de rol La llamada de Cthulhu o el cine de Buñuel, Jorge Guerricaechevarría y el propio Álex perfilaron un guión voraz, que en rara ocasión dejaba tiempo para digerir y sobre todo, fotografiaba la capital del reino despojada de toda su opulencia y supuesto vigor.

En el proceso de casting la película sufrió cambios importantes respecto a la planificación inicial. En un principio, el cura Ángel Berriatúa (interpretado por el desaparecido Álex Angulo) solo iba a tener un compañero de andanzas e iba a ser interpretado por Javier Bardem, pero este declinó la oferta al haber interpretado recientemente a un toxicómano en Días contados.

Fue Andrés Vicente Gómez, productor de la película, quien propuso que José María fuese interpretado por Santiago Segura, que por aquel entonces era cortometrajista y solo había trabajado con Álex haciendo un cameo en Acción mutante. Esta propuesta fue todo un acierto puesto que ganó el Goya al mejor actor revelación, impulsando su carrera hasta donde todos sabemos. 

De la Iglesia tuvo que defender ante los productores que Terele Pávez interpretase a la dueña de la pensión.
La actriz siempre fue conocida por su fuerte carácter, pero es precisamente eso lo que la convertía en indispensable para el proyecto. Gracias a los papeles que ha compartido con el director, su carrera resurgió y obtuvo merecidos reconocimientos hasta el final de sus días. 

Solo encontraréis en nosotros buenas palabras para esta extraordinaria actriz que tanto nos hizo sufrir y reír.

Armando de Razza y Maria Grazia Cucinotta fueron elegidos a la hora de plantear una distribución italiana, sin embargo, tal distribución no se llevó a cabo en las condiciones previstas. Los dos actores tenían graves problemas para defender el guión en castellano, lo que obligó al equipo a rodar más planos de la cuenta y dedicar largas horas a los ensayos.
En la actualidad, Armando se encuentra involucrado en Veneciafrenia, la nueva película de Álex. Sin embargo, en los últimos años se ha dedicado a ser cantante. Seguimos flipando.
Maria se convertiría en mujer Bond gracias a su papel en El mundo nunca es suficiente de 1999.

La ambientación y diseño de producción corrió a cargo de José Luís Arrizabalaga y Arturo Garcia Otaduy, más conocidos como Arri y Biaffra. La mayor parte de los decorados se construyeron en tres pisos alquilados en la Calle Desengaño número 22. Estos ya habían servido para otros rodajes como el de Ay! Carmela, y se convirtieron en la base escénica de la película. 

La pensión Garcia, el piso del profesor Cavan e incluso la mítica casa empapelada del niño poseido (Jimmy Barnatán), fueron construidas en aquellos pisos ruinosos que, en múltiples ocasiones, fueron apuntalados temiendo su derrumbe por el peso del equipo.
Gracias al trabajo y el esfuerzo de estos dos enormes profesionales, los entornos disfrutan de un aspecto tradicional y herrumbroso que, por su realismo, quizá pasen desapercibidos.
Los dos terminaron siendo ganadores del Goya a la mejor dirección artística por esta película.

Es complicado imaginar la historia sin sus celebérrimas escenas nocturnas. Utilizaron la navidad madrileña y su masificada Calle Preciados, para representar un tiroteo de manual que en la actualidad sería difícilmente reproducible. En el descenso del neón de Schweppes, la marca apoyó la producción reproduciendo el luminoso en un plató, pero esto no hizo que la escena fuese menos peligrosa, aterrorizando a uno de los actores y silenciandolo de “vertiga”.

Especial mención para los especialistas, muchos de los cuales sufrieron heridas de gravedad durante el rodaje y los pleitos relacionados se extendieron varios años. Las quemaduras, aplastamientos y caídas se sucedieron durante la producción, haciéndonos pensar que la influencia de Lucifer pudo estar más presente de lo que se podía esperar.

Resulta inquietante que los últimos compases se resuelvan en la Puerta de Europa más conocida como Torres Kio. Lo que por aquel entonces era el reflejo del modernismo y el músculo económico del país, fue reinterpretado por estos jóvenes, que supieron ver lo que pocos acertaron a vaticinar a principios de los años noventa.

La cinta sirvió de fulcro para otros realizadores que, hasta entonces, habían estado bajo el yugo de planes estatales para dignificar el cine español. Pilar Miró y la reforma del gobierno consiguió la dignidad buscada, pero también lastró el contenido y la forma en la que se mostraba.
De este modo, El día de la bestia confirmó que el cine de género había llegado para quedarse en nuestras salas.
En lo que pareció un fin de ciclo, Álex consiguió el Goya al mejor director por esta película de las manos de la propia Pilar Miró.
Quince años después ejercería de Director de la academia de cine, abanderando un tono conciliador y defendiendo la imposibilidad de luchar contra los nuevos modos de distribución.

Por último, destacar las películas con las que ha ejercido como productor. Musarañas o la extraordinaria Errementari de Paul Urkijo, son claros ejemplos de su buen ojo a la hora de elegir los proyectos en los que se involucra.

Desde Ateneo Oculto os invitamos a continuar con esta estirpe demoníaca y a que no os perdáis el próximo estreno de su serie 30 monedas en HBO.

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