Brood of Hatred – The Golden Age

Transición prometedora

En la última entrega de World Wide Wednesdey regresamos a Túnez, en esta ocasión para analizar el último trabajo de Brood of Hatred. Una one man band de Mohamed Mêlki, venía practicando un estilo de death metal progresivo en sus dos primeros discos.

Con The Golden Age se produce un cierto viraje en el enfoque musical del proyecto. Sin ser un cambio excesivamente brusco, se aprecia de manera evidente una aproximación hacia un terreno más post, situando el su sonido a medio camino entre el post metal y el death metal progresivo, en lo que podríamos denominar como post death metal.

Por lo que he podido apreciar, este cambio ha supuesto una sorpresa inesperada que no ha terminado de convencer a algunos seguidores de sus trabajos anteriores. Más allá de la subjetividad con la que cada cual afrontamos la escucha de un disco, que dejaremos fuera de la ecuación por obvios motivos, tengo la marcada sensación de que The Golden Age ha sido víctima de las expectativas.

He de reconocer que no es un trabajo fácil, siendo necesarias dos o tres escuchas para comenzar a vislumbrar su forma real. En una escena en la que la cantidad de lanzamientos semanales provoca que en muchas ocasiones las críticas se escriban tras una sola escucha, esto juega claramente en su contra. Comienza asentando con claridad los cimientos estilísticos, con un punteo inicial al que acompañarán una cohorte de riffs y melodías de guitarras muy “post”. Nunca ofrecen momentos que se queden grabados en la mente, sino que se opta por constituir un continuo monolítico sobre el que se asienta la identidad del sonido.

La cadencia media, que rara vez despunta a lo largo del álbum, se mantiene en los márgenes de bandas como Ulcerate, mostrando cierto grado de atmósfera. Los guturales de Mêlki son muy solventes, graves y cavernosos. Sería Interesante escuchar un versión con una producción un poco más abisal, que quizá habría contribuido a destacar las virtudes del álbum. La percusión, que por ser programada en ocasiones suena demasiado perfecta, es todo un derroche de creatividad. La gran cantidad de ritmos, requiebros y recursos enriquecen el conjunto con su exhuberancia compositiva.

Al final del álbum, queda claro que The Golden Age no es una obra de  consumo rápido. Requiere una atención consciente y una voluntad de entrar en su universo para comprender sus reglas y su lenguaje. A pesar de sus pocos defectos y sus muchas virtudes, me queda la sensación de estar ante un disco transicional, que pavimentará el camino hacia otros lanzamientos en los que se consolidará el nuevo rumbo sonoro del proyecto.

 

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