Mora prokaza – By chance
¿Horrendo híbrido o genial fusión?
Siempre me he cuidado mucho de tomar la vida demasiado en serio. Si pudiéramos trascender nuestra propia naturaleza y elevarnos por encima de las cualidades humanas, arrojando fuera de la ecuación el tiempo, las emociones o la individualidad, no me cabe duda de que asistiríamos a la proyección de nuestras vidas como una tragicomedia a medio camino entre el absurdo y el surrealismo en la que todo carece de sentido.
A riesgo de parecer pretencioso, admitiré que ésta es una de las razones por las he huido de etiquetas en lo que respecta al arte, más allá de ser una guía práctica que permite, a priori, entender ciertos contextos estilísticos y temáticos de una obra. Un simple comentario puede ser, en función del emisor y del receptor chiste, alegato machista, terrorismo, afrenta espiritual o muestra de racismo. El arte que desafiaba los cánones de cada época siempre era tildado de vulgar, herético u horrendo hasta ser aceptado. Es por ello que siempre he aborrecido el antiguo y clasista debate acerca de lo que es y no es el black metal, devorando con fruición todo intento de pervertir el sacrosanto origen de este género. Muchas y variadas han sido las obras que han enfurecido a las élites de la autenticidad con la intolerable afrenta de incluir voces limpias, instrumentos de cuerda o fusiones con otros géneros.
Los bielorrusos Mora prokaza han sido uno de los últimos en atreverse a perpetrar una fusión herética. Su primer disco Bringer of plague era una muestra bastante canónica de black metal de la segunda ola, sucio y crudo, volviéndose más contemporáneo con Dark universe. Tras una serie de singles transicionales, By chance llega como una auténtico desafío sonoro que pone a prueba incluso a los oídos más liberales con una mezcla de black metal y trap.
Con Ghostsemane ya habíamos asistido a una mezcla similar, aunque en el caso del estadounidense, la mezcla es menos completa, limitándose en muchos casos a una suerte de trap oscuro. Mora prokaza no sólo mezcla sino que funde ambos géneros, conservando un shriek genérico con el que además de cantar, expele el flow repetitivo y cadencioso del trap, convertido en una mutación extravagante y macabra.
“WIMG” abre el disco disimulando su verdadera forma, siendo el tema más cercano al black metal. Algunos riffs familiares y un toque industrial que encontraremos también al final en “Blacker than black” (cuyo título parece un mordaz guiño a los puristas del género), funcionan como guías para orientarse al entrar y salir de la experimentación extrema a la que el álbum nos va a arrojar sin muchos miramientos. “Im not yours” nos sumerge un poco más en la arriesgada propuesta, siendo directamente una traslación del trap, su flow y su cadencia, a un trasfondo de black metal.
A partir de este punto, el caos hace presa de las composiciones, comenzando a surgir elementos más radicales y volviéndose más vanguardista y experimental. En “Check It” aparecen instrumentos de viento cuyas melodías bizarras introducen un tema que bien podría ser trap tradicional con shrieks. Un estilo rozando el dark jazz que volveremos a encontrar en “Be there” de forma mucho más refinada.
By chance es un baile desquiciado que pasa del barroquismo al minimalismo sin previo aviso, emanando un aura realmente incómoda, algo muy difícil de lograr en una época en la que el metal extremo ha tenido mil y una formas de transmitir locura y provocar incomodidad.
La elección del orden de las pistas es una de las claves por las que funciona tan bien lo que oímos. No se trata de una ocurrencia jocosa en la que la unión de dos estilos contrapuestos da lugar a temas desligados como un ensayo compositivo. Muy al contrario, encontramos una grandísima inteligencia y cuidada elaboración, con un desarrollo que va descendiendo desde un terreno que emplea unos códigos más o menos familiares hasta las profundidades de una extravagancia salvaje, para finalizar regresando a un territorio musicalmente menos hostil.
Ya es bastante meritorio que una propuesta tan descabellada no suene ridícula, pero Mora Prokaza no sólo ha conseguido elaborar una obra coherente cuyo sonido se explica a sí mismo, sino que resulta más que aceptable en términos estéticos, técnicos y de ejecución.
Disfrutar de By chance no otorga el ficticio e inservible título de crítico musical, como tampoco te convierte en un “trve” elitista el hecho de odiarlo. Si prescindimos de juicios rápidos en uno y otro sentido, creo que podemos convenir que se trata de un álbum único, de los que crean escuela (se desarrolle ésta o no), que cuenta con el gran mérito de dotar de sentido a algo que antes sólo existía como una idea insensata en la cabeza de algún creador loco.