Nishaiar – Awaxhun

Música para el mundo

Poco o nada se conoce sobre Nishaiar, más allá de afirmar ser un cuarteto originario de Etiopía. Guardan celosamente su identidad, no editan sus trabajos en formato físico, no realizan actuaciones, no pertenecen a ningún sello discográfico y no promocionan su música. Tampoco se prestan a realizar entrevistas de ninguna clase y la única imagen que existe es un collage de sus rostros, tan retocado que apenas se distinguen unos rasgos imposibles de identificar.

A pesar de su trayectoria, cuyo nivel de creatividad realmente prolífico, continúan ubicados en el terreno de lo puramente underground. Ésta es la principal razón por la que no parece una estrategia comercial, tan común en la escena del black metal contemporáneo. Por el contrario lo atribuyo a un genuino deseo de permitir que la música hablé por sí misma, prescindiendo de sesgos a priori. Quizá la única manera honesta de separar al artista de su obra sea, metafóricamente hablando, asesinar al autor. Ni tan siquiera podemos estar seguros de que realmente sus miembros son etíopes, pero el hecho de permitir que la imaginación construya su historia y sus circunstancias no deja de ser un elemento más del significado artístico de Nishaiar.

Con Awaxhun vienen a refrendar la media de un lanzamiento anual desde su formación en 2017. Su estilo ha sostenido una base de atmospheric black metal que ha sufrido ciertas variaciones. Desde una proyección cruda y distorsionada, con shrieks reverberantes muy escondidos en la mezcla, hasta el sonido limpio, más claramente situado en el post black y el blackgaze con un fuerte componente étnico.

Continuando la senda que ya abrió Igewanda, nos asomamos incluso al new age en un viraje progresivo que dibuja un horizonte evolutivo de infinitas posibilidades. El espíritu conceptual de Nishaiar, no obstante, permanece intacto. Desde el primer acorde la inmersión en su universo es absoluta. Desprende una  nostalgia única, similar a la que produce la visión de la naturaleza en su máximo esplendor, desbordando los sentidos y revelando nuestra minúscula condición frente a la grandeza de nuestro entorno.

El sonido de Awaxhun es etéreo pero a la vez orgánico. Sus delicados arreglos de viento y teclado construyen texturas vaporosas y oníricas en tanto que las voces, coros y los sonidos de una naturaleza viva y exhuberante son vívidamente tangibles. Con una presencia constante, incluso acompañando las secciones de post black metal, hacen que la mezcla suene mística y cautivadora.

Los cambios de tempo y tono son constantes, desde la ambiental “Canve” hasta la potente “Aerth” en la que los guturales por fin se dejan escuchar con gran claridad. Esta diversidad de cadencias viene acompañada por una amplia gama de elementos folclóricos en forma de percusiones, vientos y cuerdas que conforman un rico escenario sonoro profundamente conmovedor.

No estamos sólo ante una obra musical, también es una experiencia de trance espiritual. Entendiendo el espíritu como un intangible que nos conecta con la tierra, un misterio casi alquímico, transmutador de los procesos neuronales en una emoción que revela la certeza de pertenecer al hermoso algoritmo gobernante de la entropía cósmica.

Awaxhun es una obra para el ser humano, sí, pero también es música para el mundo.

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