Suffocate For Fuck Sake – Fyra
Sobre el sufrimiento y las adicciones
Las drogas han acompañado al ser humano casi desde el inicio de su existencia. Alrededor del año 5000 a.C. la coca ya se utilizaba en América como estimulante y en el 3000 a.C. se hacía uso habitual de sustancias opiáceas. Si hablamos de alcohol debemos remontarnos al período neolítico (10.000 a.C), en el que existen evidencias del uso de bebidas fermentadas a propósito.
La naturaleza de la droga está vinculada inexorablemente a la adicción, no obstante, este concepto es hoy en día mucho más amplio y peligroso de lo que ha sido jamás. Además de la adicción a las drogas existen adicciones comportamentales que implica otra serie de factores más allá de las sustancias que alteran el comportamiento. La sociedad moderna parece que alarga la salud física en detrimento de la mental y nadie está a salvo de adquirir unas adicciones que, además, tienen como añadido una incomprensión social que aumenta el sufrimiento de quienes la padecen.
Fyra, nuevo disco de Suffocate For Fuck Sake, aborda este problema desde su concepción más global, pero con una visión tan íntima y concreta como, me atrevo a decir, nunca antes he conocido en un disco de metal. Sus doce pistas se dividen en cuatro capítulos que abordan 4 historias reales, de sendas personas cuyas adicciones estuvieron a punto de destrozar sus vidas. En ellos se incluyen samples extraídos de entrevistas y podcasts (con el consentimiento de los protagonistas) que hacen aún más personal y emotivo su contenido.
El primer capítulo narra la historia de Mikael, cuya larga adicción destruyó la estabilidad de la que gozaba en su vida distanciándolo de su familia.
En el segundo, Mía habla acerca de su difícil historia familiar, incluyendo a su madre, que era alcohólica. Junto a su hermana y su hermano, pasaban mucho tiempo a solas, a menudo durante días, ignorando el paradero de su madre y cayendo en una espiral de mentiras, engaños y ansiedad.
Adam protagoniza el tercer capítulo, atrapado en el círculo de su adicción al juego. Con la necesidad de conseguir cada vez más dinero, acaba por tener contacto con personas que acabaron por ser un peligro para él y su familia.
Finalmente conoceremos la experiencia de Martina, que en el cuarto capítulo explicará cómo compensó con la comida la pérdida de su familia, las fobias sociales y la falta de autoestima y confianza, que se convirtieron en una trampa de difícil salida.
Erigir una estructura musical que sostenga un elemento narrativo tan potente es una tarea ardua y compleja. La capacidad de transmitir las emociones que implica un tema tan delicado debe ser óptima, al tiempo que se requiere la suficiente versatilidad como para que la música fluya y se amolde en cada momento preciso al vaivén emocional que supone un viaje de semejantes características.
Estilísticamente Fyra es cambiante, abarcando una gama muy amplia de ritmos y sensaciones. Es inevitable la referencia prácticamente inmediatez a sus compatriotas Cult of Luna, con quiénes comparten la dualidad de los pasajes ambientales por una lado, frente a la agresividad desatada de otros. No obstante existen ciertas diferencias que dibujan un contorno musical que distingue a ambas bandas.
La primera y más evidente es la temática, apoyada por el uso de samples hablados que acentúan la sensación de inmersión en la historia. Otro elemento propio de Suffocate For Fuck Sake es un toque electrónico que adorna ciertas partes, especialmente las más calmadas.
No obstante, quizá sea la sensación que transmite donde radica la mayor diferenciación. Incluso con la barrera lingüística (el disco es enteramente en sueco), se puede sentir muy vívidamente la emoción que emana y el sufrimiento que existe tras cada una de las historias que lo componen. Y es que mientras Cult of Luna y otros muchos grupos de post metal tienden a la melancolía y la rabia. Fyra, en cambio, duele en cada nota. Es un quejido que emana un sufrimiento que refleja con mucho sentimiento la impotencia y desesperanza que azota a las personas que sufren una adicción. Cuando las revoluciones se reducen, llegamos a advertir algo la sufrida delicadeza de Sólstafir que constituye un pronunciado contraste cuando el sentimiento contenido explota.
La estructura laberíntica teje una urdimbre emocional de la que es imposible escapar. Su complejidad es expansiva. Cuanto más avanza, más extiende sus raíces hacia distintos lugares, haciendo uso de diversas capas de sonido que construyen una infinidad de momentos cargados de poderosa energía.
La quietud puede ahogar la angustia en un instante, tanto como la angustia puede quebrar desgarradoramente la calma. Pueden incluso convivir durante pasajes completos, en una tensión constante que no deja de ser una afilada metáfora del frágil equilibrio interior que las adicciones provocan.
Su recorrido, a través de algunos de las vivencias más dolorosas que un ser humano puede experimentar, es revelador y emotivo, pero el sufrimiento inherente a la propia narración acaba difuminado en un horizonte de esperanza.
Los protagonistas de las historias acabaron superando sus adicciones y y, con diversos resultados, todos pudieron rehacer una vida pausada durante largo tiempo.
Este conmovedor viaje se extiende a lo largo de algo más de 80 minutos de verdad musical y experiencia vital, en el que se desgrana una pequeña porción de la madeja que compone nuestra naturaleza. Sus miedos, deseos, resiliencia, la infinita cantidad de gozo y desdicha que podemos albergar en esa urdimbre extraña e indescifrable, como un laberinto bajo un jardín, que es la mente humana.