Bell Witch & Aerial Ruin – Stygian Bough Volume I
En espera de ser desgarradas...
De la feliz unión de los Bell Witch, Dylan Desmond y Jesse Shreibman, con Erik Moggridge, Aerial Ruin, nace Stygian Bough. Lo que inicialmente iba a ser un split de versiones cruzadas que continuase la larga colaboración entre ambos proyectos / personas, finalmente fue tomando entidad propia hasta hacerse carne en este disco. No es aventurado decir que habrá continuidad al presentarse como primer volumen y anunciarse una gira de presentación conjunta (covid lo quiera).
De ser, querida lectora, devota de los ritmos (ultra)lentos y la distorsión, o del folk que se arrastra en las simas del underground, muy probablemente ya tengas conocimiento y hayas deglutido este trabajo con gusto; pero de no ser así, no podemos por menos que ordenar que inicies el reproductor situado al inicio y te dejes mecer y ahogar por un sonido al que hemos decidido encasillar, sin suponer un gran esfuerzo biblioteconomista, como funeral americana.
Bell Witch se forma a principios de la década en Seattle como dúo de “drum-and-bass”, con Dylan y Adrian Guerra, casi al tiempo en que Erik, (que penaba por bandas como Old Grandad o Epidemic en el mundo del trash/death), daba sus primeros pasos como cantautor de desventuras, velos desgarrables y despertares místicos. Desde un principio comenzaron a colaborar en los discos de Bell Witch (Erik ponía la voz en un tema), algunos directos y compartiendo giras por la costa oeste. En el año 2016 moriría Adrian lo que marcaría irremediablemente el lanzamiento del tercer disco, Mirror Reaper. Tanto porque aparecerían algunas pistas de su voz descartadas para Four Phantoms, como que haría necesaria la entrada de Jesse como nuevo batería y, especialmente, por ser capital conceptualmente en un trabajo monumental construído como un único tema de 83 minutos. Un trabajo que metafóricamente te sepulta en vida con su vibrante gestión del tedio, la distorsión desgarradora y las atmósferas densas. Afortunadas aquellas que pudimos vivirlo su último paso por Wurlitzer!
De la existencia de Aerial Ruin tuvimos conocimiento de forma casual al ver un directo de Panopticon en el festival Fire in the Mountains de 2018 de apabullante cartel a la vista de que hay también publicadas actuaciones de Wovenhand, Wayfarer, Krallice…
De forma instantánea conectamos con su lánguido, y elegíaco, folk cuyo último trabajo data del mes de marzo, Forgotten Songs, y es un compendio de temas antiguos y descartes que valen tan bien como el último oficial, Nameless Sun. Hemos de decir que, pasado al menos un año desde la época de escucha continua de Mirror Reaper, no éramos conscientes de la conexión de estos proyectos hasta el anuncio del disco que nos causó un extraordinario interés y llevó a sobredimensionar esperanzas.
I wouldn’t know your name unless you were the blackest of souls
En el día del lanzamiento lo recibimos con los brazos abiertos y la primera escucha fue al paladar de una brutal amargura gustosa; notamos aromas a tierra mojada, a orilla de lago, a madera podrida, cuerda empapada, látigo curtido, hueso tallado y ceniza de cadáver recién horneado. Es un disco que aúna de forma excelente los sonidos de los dos proyectos como si realmente fueran uno solo a lo largo de 3 largos movimientos, uno de ellos al menos en dos partes.
Eneas y la Sibila en el inframundo – Jan Brueghel el Viejo – wikimedia
Es cierto que los segmentos musicales están muy definidos, tanto cuando Erik Moggridge se queda a solas repitiendo obsesivamente secciones de guitarra, y su anodina y atractiva voz (con alguna atmósfera u órgano de fondo que apuntala el patetismo), como cuando se desata la distorsión y emerge el sonido puramente Bell Witch. Los puntos álgidos, sin duda, se obtienen cuando ambas propuestas se funden y proceden a desollar a la oyente; lo que no tendría el mismo impacto si previamente no se he preparado, enfriado, el estado emocional en las partes suaves.
Y, sin embargo, el retrogusto finalizada la escucha es de dicha. Para el anecdotario; escuchando el disco al aire, a otra persona le llegaba de lejos y pidió que nos pusiéramos los cascos porque estaba generándole una tristeza inconmensurable. Nuestra sensación es que el disco busca generar muchos sentimientos pero la tristeza no es necesariamente uno de ellos. Hablábamos de órgano y patetismo en la acepción limitada a que conmueve profundamente y no duele; el disco plantea un viaje de transición las fuentes primarias de la desolación pero no en busca del quejido sino de la aceptación mediante el desapego. Para ello utiliza el mito de la entrega de la Rama Dorada por parte de Eneas y la sibila de Cumas a Caronte para poder alcanzar el inframundo en uno de los poemas de la Eneida.
I wouldn’t hold pain in embrace with a lie
Las canciones de Bell Witch se suelen centrar en el espacio entre la vida y la muerte, tratando siempre temas de dualidad. No podemos hablar por Aerial Ruin, pero creo que hay una superposición conceptual entre los dos proyectos. Las canciones de Aerial Ruin a menudo hablan de una suerte de velo o mentira empírica que oculta la percepción de la realidad. Creo que esto está siempre presente en las insinuaciones y ambiguedad lírica con la que trabaja Bell Witch.
Dylan Desmond
Así el nombre haría referencia al conocido (y por nosotras no leído) libro de Frazer de religiones comparadas surgido a partir de un primer mito – ritual prerromano en el festival de Nemi. Durante la celebración un esclavo era tratado como rey mientras tuviese consigo la rama dorada que le otorgaba tal derecho temporal pero que podía serle arrebatada de cualquier forma, incluso mediante el asesinato. Tanto de la idea anterior de travesía entre el mundo de los vivos y de los muertos como de la vivencia del esclavo-rey tiranizado por el terror a perecer, toman parte de las ideas que tratan de representar en el disco y que nosotras se nos escapan a partir de unas letras tan bellas como opacas.
Mientras que Bell Witch explora las profundidades del purgatorio en sus tres discos, Aerial Ruin se ha centrado en la pérdida del yo y el acceso a un espacio de desarrollo espiritual a partir del abandono de uno mismo.
del texto de presentación
Esto aporta otro interés más al disco puesto que de su lectura surgen imágenes parciales que alentadas por el pasaje musical concreto permiten trabajar desde lo incomprendido e inasible. Esto resulta en general más creativo que hacerlo sobre las ideas preconcebidas y los prejuicios. Así Moggridge afirma que: La narración, cuando existe, es difusa y no lineal de la forma en que discurre la conciencia. Hay aspectos cíclicos y esféricos en el viaje donde la muerte, la desolación y lo espiritual aparecen de muchas maneras diferentes.
Reconocemos que es un disco para un público muy específico ya que trata la monotonía como virtud en creaciones que aplanan cualquier curva de entusiasmo hasta sumirte el ensimismamiento. Busca vencerte en arrullo o estruendo hasta acallar el flujo de pensamiento que trata de enseñorearse como ser. Un yo sometido a ensueño y asedio en pos de una rendición incondicional que abra la posibilidad de sentir la plenitud en el vacío. Sería la sensación que tienes cuando tus torturadores abandonan la sala y apagan la luz tras un trabajo bien hecho.
Es el momento en que Moggridge cual heraldo anuncia que no hay nada que hacer si no hay nada que ganar…
So as endless a dream it seems is lost out of shade
There in shoreless of hold you long to fade
For the cleansing of waves are naught to avail
Where bled you fail
Stygian Bough Volume I fue grabado y mezclado por Randall Dunn en Avast Recording Co. de Seattle. Masterizado por Bob Weston en Chicago Mastering Service. Editado en Profound Lore el 26 de junio de 2020.
Enlaces & fuentes:
Bandcamp de Bell Witch
Bandcamp de Aerial Ruin
Disco en bandcamp de Profound Lore:
Entrevista en No Clean Signing
La Rama Dorada en wikipedia
Eneida en wikipedia