Omitir – Ode

Oda al proletariado agrícola

La historia es un artefacto. Sus engranajes y manivelas han sido manipuladas, desde que hace miles de años, para mostrar una imagen sesgada y edulcorada del pasado. Permitir que la luz incida de una manera concreta sobre los eventos históricos es una de las bases de nuestro sistema de naciones actual. Un sentimiento de pertenencia erigido sobre una mirada a la bandera cegada por su brillo, que impide ver la suciedad que mancha sus colores.

Ode, nuevo álbum de Omitir, dirige el foco allí donde no llega la historia. A los rincones en el que los anónimos construían las naciones mientras los que ostentaban el báculo daban forma a la mitología histórica que cimentaba su poder. Se trata de un proyecto de black metal cuyo único miembro responde al pseudónimo de Gróvio. En activo desde 2007, cuando publicó su debut con apenas 19 años, se sumió en el silencio en 2011 tras editar su tercer trabajo. Su cuarto lanzamiento, el ya nombrado Ode, es un emocionante homenaje a quienes han labrado los campos lusos de sol a sol durante cientos de años.

La portada es un óleo del pintor José Malhoa fechada en 1905. Aunque se nombra como “Setimo mandamento”, ciertas fuentes aseguran que su título original  “Não furtar… as uvas do sôr Prior” (“No robarás… las uvas del señor Prior”). No se trata de una elección al azar. Que una labriega, cuyas condiciones eran duras y precarias, cometiera un delito al tomar las uvas que habían crecido fruto de su propio trabajo, era una amarga ironía que permanece muy vigente incluso hoy en día. El vino y la gastronomía, ligadas ineludiblemente al trabajo agrícola que tan importante ha sido para el desarrollo del país, estaba también marcado por la dura vida de los trabajadores.

Curiosamente se asemeja a la portada del reciente disco de Afsky, con el que comparte ciertas similitudes en la forma y el fondo. Ode surge, no obstante, tiene un carácter diferente, melancólico pero menos frío. Sobre la base de un black metal tradicional, Gróvio construye un armazón conceptual alrededor del pasado portugués (centrada en Oporto), que incluye elementos de paganismo, naturaleza, leyendas rurales y un trasfondo histórico.

Una melodía de acordeón concertina tras la que resuenan unos cencerros, presenta una primera imagen bucólica que da paso a un trémolo de guitarra desembocando, a su vez, en una composición clásica de black metal. Lejos del carácter agresivo y frío habitual del género, de las referencias ocultistas o mitológicas, Ode resulta pausado, reflexivo y casi lacónico. Tanto el ritmo como el tono tiene mucho que ver con esto. Salvo en contados pasajes, no encontraremos una cadencia desenfrenada, la percusión no alcanza la velocidad endiablada del blast beat, ni las guitarras arañan notas una tras otra. Muy al contrario las melodías, que protagonizan gran parte de la armonía, se componen de notas largas, en comunión con una batería que nunca eleva demasiado las revoluciones, recurriendo en muchas ocasiones a los medios tiempos. Casi como si el fado hubiera tomado posesión espiritual del black metal.

La voz de Gróvio se amolda perfectamente a la música, con un shriek muy raspado, que no muestra rabia ni violencia. La pronunciación, el tono lánguido y la calma que transmite, hasta casi ser un susurro en ciertos fragmentos, parece la lección de un viejo maestro relatando la realidad de un tiempo ya pasado.

Aunque técnicamente encontramos muchas semejanzas estilísticas con el old school black metal, Omitir va más allá de los cánones del género, incorporando otros elementos que completan su visión del pasado. Los sonidos de naturaleza viva, ladridos y un acordeón concertina que aparecerá aquí y allá durante todo el álbum, añaden un punto de folk y forjan su carácter bucólico.

No hay un solo minuto en Ode que no sea disfrutable. Ya sea en los pasajes más veloces, tras la susurrante voz narrada, en los medios tiempos o en alguno de los pasajes acústicos, una intensa carga emocional impregna todo el trabajo.

Gróvio ha forjado una obra reflexiva pero sentimental, un homenaje honesto y hermoso a aquellos que son olvidados por la historia. No obstante, más allá del aura melancólica que emana Ode, se advierte también orgullo, dignidad y el recuerdo de alguna victoria. Como celebra el discurso de Jerónimo de Sousa, secretario general del Partido Comunista Portugués, pronunciado durante la conmemoración del 40° aniversario de la Reforma Agraria, en incluido en parte en el tema titulado “Vera busca”:

“Fue un evento que tenía a sus espaldas décadas de lucha del proletariado agrícola contra el latifundista opresor y explotador, que asumió el apoyo del régimen fascista. Una lucha que, por eso mismo, tenía como lema `la tierra para la que trabaja´.

Un referente fundamental.

Una larga lucha marcada por el coraje y el heroísmo de miles de hombres, mujeres y jóvenes que no aceptaron la servidumbre, la explotación, la tiranía de los terratenientes. Una lucha hecha de muchos sacrificios, inmensos esfuerzos y cuya historia está escrita con sangre y lágrimas, pero también con grandes e importantes victorias”.

 

Categorías: - - - - - -