Entrevista a Javier Botet

Medeiros, Botet y Bambi

Javier Botet es actor, director, guionista e ilustrador. De pequeño asistió al cine con su madre para ver Bambi, y como nos explica, tuvo muy claro su futuro.
Este ciudadrealeño es con toda seguridad uno de nuestros actores más internacionales.  Y es que el cine de terror y la ciencia ficción, espolean a este gigante, hasta convertirse en un exponente solo a la altura de Paul Naschy o Lon Chaney Jr.
Seleccionado por los más laureados autores, y acompañado de los intérpretes más relevantes de nuestra generación. Compila en su holgada carrera artística algunos de los momentos más memorables del cine de género, y sin embargo hablamos de un tipo cordial y con una comicidad desternillante.
Desde Ateneo Oculto compartimos las palabras que pudimos recopilar, de nuestra extensa conversación con el artista. 

Ateneo Oculto – Tu carrera comienza en 2005 con trabajos en largometrajes de importantes directores como Bryan Yuzna, Jean-Jacques Annaud, Jaume Balagueró y Paco Plaza ¿Qué recuerdas de aquella etapa? 

Javier Botet – Antes de todo eso yo vivía en diferentes ciudades, y me encantaba el cine. Sobre todo la ciencia ficción y el terror. Pero me había dedicado a la ilustración, que era esa parte del arte que tenía alguna aparente salida. Cuando llegué a Madrid el cine era una realidad a la que se podía aspirar, y mientras tanto yo hacía cortos con mis amigos, los montaba y disfrutaba de ello.
Y me metí como pude. Visité el taller de efectos especiales de Pedro Rodriguez (Pedrati). La verdad es que tuve suerte de dar con él, porque es un tío muy accesible. Le dije: Tengo una base de puta madre, si sabes verla. (Ríe) Es mi pasión y quiero formar parte de esto. Rápidamente me contestó: Sí, pues claro que sí.
Así que justo un mes después de conocerle, y empezar a hacer un curso con él, estaba en marcha esa iniciativa que fue Fantastic Factory de Filmax. Brian Yuzna vio un book que me hice en casa, con mi amigo David y eran fotos muy escatologicas.
Bajo aguas tranquilas fue fascinante, porque pasé de no tener una esperanza real de que sucediera algo tan loco como hacer cine, a trabajar con Brian Yuzna. Un director con el que disfruté de jovencillo. Y mi escena era con Josep Maria Pou… Recuerdo después del rodaje, llegar al hotelazo, llamar a mi madre y echarme a llorar, del agotamiento y por descubrir que de golpe había rodado algo que iba a salir en la gran pantalla. ¡He hecho cine! Me eché a llorar porque fueron muchas cosas a la vez. Fue una época de cambio e ilusión.

 

AO – No es para menos… Debemos reconocer que hemos revisado Bajo aguas tranquilas para esta entrevista y es genial. Tanto la película, como tu maquillaje protésico. 

JB – El maquillaje es una maravilla. Esa escena se la otorgó el equipo de dirección a Pedro De Diego que fue el primero que me hizo un maquillaje grande. Entré por Pedrati, me trabajó De Diego y otro que estaba allí trabajando y me echó el ojo era David Ambit. Y claro, en cuanto él tuvo la opción de hacer Rec, con Jaume y Paco, me contactaron.
Al principio no tenía muchas expectativas, porque claro una peli de terror, con la cámara así, de un millón de euros rapidita. Yo dije: ¿Terror aquí?, pues ya verás tú… Sin embargo,  Rec es muy efectiva, sin duda es una película relevante por el trabajo de todos. Yo también soy consciente de que una fisonomía tan peculiar como la mía, y que por primera vez la conozca el público sin previo aviso, era un colofón. Además la escena está muy bien creada… creo que calienta tanto al público, que te deja en shock al final de la película. Pero bueno yo fui a divertirme, me lo pasé muy bien.
Yo tenía todas las expectativas en Jean Jacques Annaud. Pensé: esto va a ser un exitazo. Luego Su majestad Minor fue la peor película que ha hecho Annaud.(Ríe)
Las primeras experiencias fueron muy emocionantes. De golpe hacer cine y hacerlo con mi cuerpo. Es un cuerpo al que yo durante muchos años he tenido mis problemas para aceptar del todo. Cuando de golpe él me otorgó este regalo… fueron una serie de cosas que hicieron ¡click! y fue fascinante.
Las primeras veces contratan un cuerpo, un monstruo, pero considero que siempre le he dado algo de mi criterio, que lo ha potenciado y explotado, dando mi opinión y ampliando mi labor como actor en todo momento.
De repente Rec lo peta como no lo había petado nada de terror en España. Todos hemos visto miles de películas que si terminan bien, no están nada mal. (Ríe)

AO – ¿Hubo un final de Rec 2 grabado con otro actor? ¿Es correcta nuestra información?

JB – Sí, en aquellos años era un gambitero y tuve una fuerte neumonía. Me hospitalizaron y justo comenzaba el rodaje. Con todo el dolor físico y de corazón tuve que decirles que no podía y ellos no pudieron retrasarlo. Lo rodaron con un actor llamado Nico Baixas. Tener que negarme por no cuidarme, fue duro para mi. Pensé que continuarían con Nico y tras el sueño que para mí fue Rec, fue muy doloroso. Sin embargo, vieron lo que habían montado, y se dieron cuenta de que no tenían lo que buscaban. Tengo una fisonomía muy determinada y replicarlo era difícil. Así que se limitaron a regrabar todo el final, una vez estaba recuperado, y montaron de nuevo. Todo volvió a su cauce y cayó por su propio peso, me dio mucha alegría. Pude conocer después a Baixas y es un crack, es un artista fantástico que ha trabajado en el cine y con Cirque du Soleil.

 

AO – Poco después comienzas a trabajar en varias películas nacionales con Álex de la Iglesia y recientemente en importantes títulos como Ventajas de viajar en tren o Amigo. ¿Crees que es el camino natural hacia donde quieres enfocarte como actor?

JB – Si me dan a elegir me gustaría llegar a los doscientos años haciendo las dos cosas, haciendo pelis con y sin protésicos. No tengo un camino que me lleve a otro, sino que, estoy en el camino. Estoy haciendo comedia, y estoy haciendo protésicos. No tengo un especial interés en sufrir cinco horas de maquillaje todos los días. (Ríe) Pero me encantan ese tipo de monstruos desde crío. Ver el trabajo de los maquilladores que son meses de modelado, práctica… La aplicación es una obra de arte viviente. Luego ves cómo se le da vida. Tanto la iluminación, el humo, lo que añadas con alguna técnica extra y la interpretación… Todo eso es lo que se nos quedaba grabado a fuego desde críos.
Después de todas esas palizas que me doy, voy medio mojado y hecho polvo al combo y miro un poquito en la pantalla; cómo ha quedado el plano y entonces pienso: ¡Venga vamos a seguir sufriendo! (Ríe)
También llevo dentro la comedia, me encanta hacer drama y es mucho más ligero que el protésico. Pero ojalá las fuerzas y el aguante no me fallen para seguir haciendo de todo.
Pero sí, es verdad, que últimamente le doy un pelín más de sitio a lo nacional. No solo por esto, sino porque me he tirado diez años viajando en avión. Viviendo en Canadá, en Estados Unidos, en la India, en África constipado (Ríe) Y eso está muy bien… pero con un poquito más de tranquilidad.
Si todo sigue en marcha, en un mes o por ahí me iré a Bulgaria, quizá luego me vaya a Canadá y si todo va bien acabaré el año en Londres. Y en medio, varias cosas aquí en España.

AO – Precisamente, la pregunta que venía a continuación está relacionada con lo que nos explicas. ¿Es para ti el cine español tan relevante como el internacional?

JB – El cine español tiene varios exponentes que me parecen súper interesantes, tan interesantes como algunos directores polacos, coreanos o noruegos. Luego hay cantidad de cine que no me ha atraído tanto como otros… Estoy siendo muy políticamente correcto (Ríe) Pero es así, no lo desprecio para nada. Es solo que hay cosas que no me han divertido nunca. Hay una parte del cine español que me la sopla un poco.
Luego hay muchos artistas concretos a los que valoro y con los que me encantaría trabajar. Lo que me hace trabajar más a nivel nacional, es no tener que viajar tanto como te decía, y por supuesto poder trabajar con mi lengua materna. Es con la que puedo llegar a ciertos niveles a nivel profesional, y que en inglés o haciendo de monstruo es más complicado.
Me gusta hacer de todo y explorarlo todo, así que hay muchas cosas que quiero hacer. En breve empezamos a rodar Golem, la última película de los Burnin’ Percebes y es también una satisfacción. Te permiten jugar mucho con ellos, porque son muy libres y claro eso en inglés es diferente.

 

AO – Tu relación laboral con Andy Muschietti comenzó con Mamá, has trabajado en La cumbre escarlata de Guillermo del Toro, donde interpretas hasta tres personajes y también encarnaste a uno de los más importantes Creepypasta en Slender man. ¿Cuál de ellas te ha dado mayores alegrías?

JB – Muschietti es importante en mi carrera y en mi vida. Cuando estrenaron Rec 2 en el Fantastic Fest de Austin. Fuimos Carlos Vermut, Nacho Vigalondo y David Pareja a disfrutar del festival, y allí aproveché para presentar la película. En una de las pausas entre pases, se acercó el director del festival para presentarme a Andy que llevaba su corto, y comentó que quería hacer el largo. Me dijo que me consideraba perfecto para el papel. Estaba encantado, claro que sí, pero esto pasa en muchos festivales… Menos mal que Andy poco más de un año después, me dijo que tenían producción y que sería con Guillermo del Toro. Así que nos vimos en Canadá con Guillermo, que además coincidía en los mismos estudios mientras hacía Pacific Rim.
Siempre andaban de un estudio al otro mientras sucedían los dos rodajes, y fueron tres meses en Canadá increíbles. Que los rodajes estuviesen integrados por argentinos y mejicanos me facilitó mi primer trabajo internacional, porque mi inglés no era tan fluido como lo es ahora. Además el equipo de maquillaje se componía por Montse Ribé y David Martí de DDT e hicimos una gran familia; lo pasamos muy bien. Aunque también fue duro porque rodar con Muschietti es duro, es un tío muy trabajador y perfeccionista.
Antes tenía una empresa de producción que se llamaba Toma 78… y eso habla de él. (Ríe) Muchas tomas se repetían más de treinta veces, es un psicópata muy majo, pero cuando está trabajando, él está centrado en el detalle que le importa, y el resto no existe hasta que salga. Además el único nexo con la realidad es su hermana Barbara, que ejerce de productora y es quien al final da la cara ante el equipo. (Ríe) Hubo una situación en la que después de repetir muchas tomas, le mostré cómo podía escenificar algo concreto e hizo cinco tomas más. Él quería hacerlo bien antes de marcharse a casa, y yo también. Había momentos en los que hablábamos en alguna esquina sobre cómo veía la secuencia o me preguntaba alguna situación. Teníamos mucha confianza y creo que desde el principio supo ver que yo no hacía de monstruo sin más, si no que había algo más.
También con Jessica Chastain estuvimos durante aquellos tres meses muy bien, y después he coincidido con ella en otras dos películas. Fue una experiencia súper loca y ¡muy guay! 

AO – ¿Cómo te eligieron finalmente para el rodaje de La cumbre escarlata?

JB – A raíz de Mamá, Guillermo volvió a contactar conmigo. Sobre todo por el vídeo de test de movimiento previo que había hecho para Mamá. Solicité colgarlo en Youtube, porque había gente como en Rec que no conocían mi trabajo. Muchos pensaban que había técnicas digitales. Guillermo destacó mucho mi labor y explicó que no había tratamiento en aquel vídeo. Decidieron colgarlo ellos, y así pudieron disiparse todas las dudas. Iba solo con un vestido y una máscara.
Ahí fue cuando noté un punto de inflexión en mi carrera, me empezaron a llamar y tuve un montón de ofertas, fue cuando se sucedieron estos diez años que te comentaba en los que no paré de viajar.


AO – ¿Cómo fue el rodaje con Guillermo del Toro? ¿Qué puedes contarnos del trabajo con él?

JB – Pues ¡muy guay! Es un tipo tranquilo, al estar tan gordo tampoco puede correr mucho, y lo que hace es llevar los deberes hechos. (Ríe) Gracias a que con todo su arte ha demostrado todo lo que vale, pues consigue el dinero necesario. Además también consigue unas preproducciones magistrales, fantásticas y con mucho criterio. Se reúne con ilustradores increíbles. recuerdo cuando estaban con Pacific, conocía a Raúl Monje que es un amigo de aquí de Madrid que en esos momentos trabajaba allí. Y el caso es que estuve viendo todos esos trabajos, todos los murales y todo el trabajazo que hacen… al ser ilustrador desde crío,  me parece un trabajo de arte brutal!
Después, él todo eso lo lleva a la dirección. Lleva en su libreta todo muy claro, los planos, el storyboard… todo está tan ordenado… que luego sabe lo que tiene que hacer y entonces fluye. Él está muy tranquilito y va poco a poco, porque ya lo tiene preparado. Es muy fácil y cómodo, es un tío amable que no da ni una voz. Fue muy fácil trabajar con Guillermo. 

 

AO – Junto a Andy Muschietti ruedas It y tu carrera vuelve a cosechar un éxito arrollador. ¿Cómo llevaste participar en la película de género de mayor éxito?

JB – Sí, sí, ha hecho historia como la peli de género más taquillera superando, con todos los años que lleva recaudando, a El exorcista. Fue otra de estas cosas que no terminas de esperar. Bueno, se hizo con mucho amor, con presupuesto y había ambiciones de hacer dinero. Pero claro, una película de género nunca hace como una de Marvel o una millonada de estas. Esto rompió algunos esquemas y gracias a Andy se pensó que el terror podía ser otra locura.
Con Mamá fuimos primeros en Estados Unidos, fue efectiva pero bueno, no llegó a conseguir ese taquillazo. Y con esta fue como: ¡Hostia Andy, es la polla! Desde entonces le han caído las ofertas por todos lados y es un tío meticuloso a la hora de involucrarse en un proyecto. Ha estado cerca de hacer otros, pero tardó en decidirse. Yo creo que ahora ya, entre la pandemia y todo, tendrá ganas de rodar y de esperar menos.

AO – Rodaste junto a Bill Skarsgård que viene de una estirpe de actores brutales ¿Cómo fue la experiencia con él?

JB – Es la caña, físicamente es una pasada. Un tipo muy alto también… ¡altísimo! y es un tío muy nórdico (Ríe) Profesional, siempre muy correcto y amable, y además apreciando el trabajo que llevo haciendo tanto tiempo. Sobre todo después de tener que meterse la paliza que se metió con estas dos películas. Llegaba con mi maquillaje y él lo valoraba mucho. Supongo que lo haría desde antes también porque es un tío profesional y muy correcto. Además viene de una familia de actores muy importantes.
Estuve muy cerca de tener una escena con su hermano en The northman de Eggers. Yo llevaba tiempo detrás del personaje de Drácula en su Nosferatu. Llevo cinco o seis años molestándole. Vi a su directora de casting y decidieron darme un papel en The northman. Finalmente cambió la visión de la escena y quedé fuera. Una pena porque Eggers es ahora mismo uno de los grandes directores que hay, y me fascinaba la idea de trabajar con él.
No sé qué se torció con la producción de Eggers. No sé si habrá terminado, pero al menos estaba rodando Nosferatu y no ha contado conmigo. Puede estar relacionado con el rodaje de este pasado verano. Interpreto a Drácula en esta producción de Amblin, y puede haber tenido que ver. (Ríe) 

 

AO – Aprovechamos la coyuntura… ¿Qué puedes contarnos de tu última película Demeter?

JB – Ha sido una experiencia intensa e increíble, a mí me encanta la ambientación relacionada con barcos y zonas nevadas porque son complicadas de reproducir. El rodaje se desarrolló en unos estudios de Malta, y rodar en aquel barco que está reproducido a la perfección fue muy guay.
Trabajar para la productora de Spielberg fue un sueño cumplido, que llegasen todas las comunicaciones, con lo satisfecho que estaba Steven con todo el material, era muy satisfactorio. Y conseguir interpretar a Drácula o Nosferatu que es el origen del monstruo cinematográfico, para mí fue una misión dura que acometí con mucha alegría.
De la película no puedo contarte mucho, pero hay unos maquillajes fantásticos, que creo darán que hablar.

 

AO – ¿Para cuándo esperamos el estreno? 

JB – Como está todo tan convulso por la pandemia, se ha estado estrenando lo mínimo posible. Porque se ha abaratado mucho el estreno en sala, frente al estreno en plataformas. Cuando la rodamos se tenía una previsión para el 27 de enero. Pero en base al calendario, han decidido posponer el estreno al verano del año que viene, no sé si julio o agosto de 2023. Pero vamos, es una eternidad… 

AO – Eres un reconocido fan de la ciencia ficción, y nosotros adoramos el universo de Alien y en concreto el trabajo de Ridley Scott. ¿Qué puedes contarnos del rodaje de Alien Covenant?

JB – Desde crío tengo la impronta que me dejó Alien, el octavo pasajero… recuerdo perfectamente el terror que sufría sin llegar a pasar más allá de la escena del huevo y el Facehugger.  Todo aquello ya era suficiente, ya no podía más. El entorno tan alienante y tan extraño hasta que encuentran el huevo, algo se mueve por dentro… Toda esa parte ya era era un viaje al infierno, era aterrador. Era emocionante, excitante y masoca. (Ríe)
Ese nivel de virtuosismo que Alien tenía en el arte, te imbuía. Era tan bonito, épico y fantástico que consideraba una putada no poder seguir viéndolo linealmente, para disfrutar de cada detalle. Esto me obligaba de chaval a seguir adelante a pesar del miedo.
Es una película increíble, para el año en que se hizo. Y es normal que haya quedado en el corazón de tanta gente y que sea un icono tan grande.
Después de tantos años trabajando en terror y ciencia ficción, no podía dejar de tener en la cabeza que me encantaría formar parte alguna vez de aquello. Así que cuando me llamaron, no solo para aportar el cuerpo, sino, para hacer un estudio previo de la psicología del movimiento de una nueva criatura como son los Neomorphos; hice un estudio en casa y llegamos a algunos puntos comunes. Una vez en Londres se grabó mucho material de mis movimientos, texturas, incluso movimientos de algunos órganos y arritmias. Y ya con aquel material comenzaron a trabajar.
Formar parte de Alien Covenant fue otro check, otro puto sueño. He tenido una fortuna inmensa de poder cumplir estos sueños, y estoy muy agradecido.  

 

AO – Por último queremos darte las gracias, por transmitirnos esa ilusión y la alegría que desprendes al hablar de tu trabajo. Te damos las gracias por tu honestidad y cercanía, y solo esperamos poder seguir hablando contigo de esta fascinación compartida que es el cine. Un fuerte abrazo.

JB – Ha sido un placer, y que vaya todo bien. Un abrazo.

 

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