Darkane – Inhuman Spirits

Resiliencia y tenacidad

La mayoría de subgéneros del metal están altamente poblados, generalmente por bandas que se adscriben a las normas musicales con relativa fidelidad. Esto no es algo negativo en sí mismo y, de hecho, diría que es inevitable en gran medida. La originalidad, en especial la originalidad que obtiene buenos resultados, es una improbabilidad estadística. Es precisamente esta normatividad estilística la que conforma una base sonora de la que, de cuando en cuando, algunas bandas logran sobresalir. Añadir algunos rasgos propios, una voz distintiva, un arreglo original o una fusión llamativa, permite forzar los límites y expandir las fronteras del género. Es así como muchos de los nombres que conocemos se han hecho un hueco en las listas musicales de todo el mundo.

Darkane es una banda que “siempre” ha estado ahí. Desde su nacimiento, surgiendo de las cenizas de Agretator a finales de los años 90, ha construido una trayectoria firme y consolidada a base de resiliencia y tenacidad. Cabalgando la ola del melodeath de principios de siglo y su posterior decaimiento, el quinteto sueco continuó construyendo su propio camino a medio camino entre el éxito y lo underground. Resulta sin duda un caso curioso, pues Darkane ha acompañado durante ya más de dos décadas, a grandes nombre del metal.

Musicalmente siempre ha tenido un punto distintivo que lo alejaba de aquella marea normativa que mencionábamos al inicio del artículo pero, de alguna manera, siempre quedaba un escalón por debajo de aquellos que realmente despuntaban a nivel mundial. Por supuesto la concepción del éxito es algo subjetivo y generalmente tramposo y, probablemente, haber escapado de la presión de la industria y de las expectativas desmedidas de una fanbase global, es precisamente el éxito de Darkane, que les ha permitido construir su carrera en base a sus propias decisiones. Quizá así se explica la coherencia, sólida como una estructura de hormigón armado, que parece acompañar a la formación.

Inhuman Spirits es su séptimo álbum, tras 11 años de silencio. La canción homónima muestra su tradicional herencia de la escuela de Gotemburgo, que la voz de Lawrence Mackory se encarga de ubicar mucho más cercano al thrash. Y es que esta fusión de thrash y melodeath, es quizá la característica más personal de la banda, que juega con ambos estilos con una maestría perfeccionada y pulida a lo largo de los años. La versatilidad que muestran, tanto la voz como la música, tiene un fuerte impacto en la identidad de Darkane, que se permite jugar no sólo entre ambos estilos, sino también abrir nuevos caminos sonoros, sin abandonar nunca su marca personal.

A este respecto, no van a faltar los fragmentos, riffs y melodías que nos resultarán familiares y siguen el esquema esperado. No obstante, la sólida propuesta es lo suficientemente permeable como para incorporar algunos detalles nuevos acercándose, en ciertos momentos al modern metal o al djent. Esta versatilidad es una de los motores que permite operar la maquinaria de Darkane sin resultar repetitivo. Si bien es cierto que parece que la energía del álbum progresa de más a menos, el thrash pegadizo de “Inhuman Spirits”, el tono más grave de “Awakening” o la más moderna “Mansion of Torture”, contienen sobrados elementos para mantener nuestra atención intacta.

Quizá el aspecto más debatible lo encontremos en la producción. Probablemente debido a que se trata prácticamente de una banda de estudio, el sonido es menos orgánico de lo habitual en el thrash, acercándose más a producciones modernas y digitales. Esto, por supuesto, no es un gran problema, ya que no se aprecia una sobreproducción muy evidente, pero puede suponer un hándicap para quienes busquen una sonoridad más clásica.

Independientemente del gusto personal por un tipo de textura u otra, no debe pasarse por alto que el nos encontramos ante un quinteto experimentado y técnicamente muy dotado. Los diferentes registros de voz, el contundente bajo, la diversidad y mutabilidad de la batería, junto con la excepcional combinación de ambas guitarras, que muestran un repertorio inagotable de riffs y melodías de muy diferente índole, forman una sólida fórmula que funciona con gran precisión.

Inhuman Spirits es el séptimo trabajo de una banda que ha sabido pavimentar su propio itinerario, desarrollando su propia visión del melodeath y el thrash. Siempre ubicados en un área intermedia entre las bandas que llenan estadios y las que pasan desapercibidas y merecen, sin duda, un reconocimiento a la fidelidad a su propia idea.

El éxito siempre es relativo, pero el placer de hacer lo que uno desea es un absoluto irrevocable.

 

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