Las madres fantasma

La aparición de la fotografía en el siglo XIX supuso un gran avance, entre otras cosas, por la inmediatez que implicaba registrar lo que antes necesitaba ser lentamente dibujado o pintado. Pero no era lo bastante rápida para la paciencia de los niños y niñas victorianos. 

La exposición de las primeras cámaras requería minutos para poder registrar la imagen y madres y fotógrafos no conseguían mantener a las criaturas quietas durante tanto tiempo, lo que provocaba que las fotografías salieran borrosas.

Siendo un artículo de lujo, los álbumes se llenaban de instantáneas que más bien parecían registrar extraños entes y fantasmas. Es por ello que pusieron en práctica una nueva costumbre con resultados no menos inquietantes.

  

Las madres -no hay apenas registros de padres-, sujetaban a sus vástagos con sus propias manos o los sentaban en su regazo y para no salir en la foto, se cubrían con una tela. Las niñas y las niños se mantenían entonces tranquilos, las fotografías salían nítidas y el resultado se ha convertido en un fascinante y terrorífico capítulo de la historia de la fotografía.

 

 
Fuente de las fotografías: Wikipedia

 

 

 

 

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