Primitive man – Immersion

Música que pesa

En tan sólo ocho años, Primitive man se ha forjado una sólida reputación en la escena de bandas que llevan el sludge y el doom a sus rincones más oscuros e inquietantes. Con el apoyo de sellos solventes y una identidad muy madura y marcada desde el inicio, el trío proveniente de Colorado tiene ademanes de veterano y hechuras de clásico.

El subgénero en el que se enmarca su estilo musical no es susceptible de generar grandes sorpresas, pero eso no impide que sean capaces de sorprender. Aunque a priori los elementos que se utilizan para construir un estilo determinado sean reducidos y previsibles, la forma en que se utilizan y la capacidad para transmitir la textura del concepto es una gran bisagra que permite jugar con una gran holgura en la que caben infinitas combinaciones.

Primitive man no necesita remedos de rock’n’roll, coloridas pinceladas de psicodelia ni nostalgias efectistas y cinematógraficas. Su música es descarnada, sucia, incómoda y abrasiva. Su ritmo agónico y la ira contenida no son un buen acompañamiento para las actividades de la vida diaria. Sólo te hará percibir la realidad a tu alrededor como un agujero gris que rezuma miseria, tus pasos pesarán como si caminaras con los pies hundidos en un lodazal y dejará de tener sentido hacia dónde te diriges y de dónde vienes.

Pero a todos nos apetece a veces deambular por el abismo. Por eso su tercer trabajo Immersion resulta tan fiel a su título. Salvo que andes un tanto despistado o haya llegado a tus oídos sin información previa, nadie llega a Primitive man buscando un paisaje florido. Su oscuridad se advierte desde la lejanía y la música es un pozo que espera con los brazos abiertos al oyente deseoso de arrojarse.

Abriendo el disco “The lifer” muestra su estilo pesado y pastoso, que con su cadencia de marcha fúnebre es capaz de sofocar y someterte. No resulta depresivo de la manera en la que estamos habituados dentro del doom, sino que transmite una sensación claustrofóbica e intimidante, más allá de toda salvación posible. Ciertos parones de ritmo, en los que se detienen la percusión y las voces mientras las notas de guitarra se alargan hasta el infinito, ahondan en esta sensación de encontrarse en un agujero sin salida.

Así comienza, precisamente, “Entity”. Arrastrando la melodía durante nada menos que dos minutos hasta ataviarse con la abstracta máscara del doom drone, para arrancar donde la pista anterior había dejado la construcción de su muralla sonora. Es esta la tónica constante de Immersion, aunque en ciertos momentos se nos regalan ciertas variaciones que impiden que la monotonía se apodere de nuestra atención.

El inicio de “Menacing” y ciertos fragmentos de “Consumption” , por ejemplo, son vibrantes y mucho más rápidos, acercándose a los terrenos del death metal.  “∞” por su parte es un breve interludio de puro noise, que encaja bastante bien entre la impenetrable muralla musical que intentamos atravesar. Como una cuña temporal, ofrece un cierto respiro, aunque su naturaleza chirriante y distorsionada no está destinada a relajar la mente.

Queda fuera de toda duda que Immersion es un álbum poderoso en cuanto a su composición, desarrollo y ejecución. Aunque en los últimos años se ha puesto de moda la etiqueta de “atmospheric”, siempre ha sido un factor imprescindible a la hora de crear música que impacte y vale en el oyente. En el caso del doom y el sludge especialmente, puesto que para crear algo de valor, no basta con reducir las revoluciones. Debe haber una textura, una construcción de sensaciones que se transmitan de manera vívida.

Primitive man ha alcanzado la maestría en este punto. Con su aura inquietante, la voz rebosante de verdad y la mezcla limpia pero pastosa, alcanza unos niveles de intensidad altísimos que nos transportan a la matriz primordial, que no primitiva, de la música visceral.

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