Un apartamento abandonado de París
Quizás lo mejor es no extenderse mucho para poner en contexto estas imágenes que hoy traemos. Una historia que produce tantas incógnitas y deja volar la imaginación como para, en sólo diez años, inspirar varias novelas, es en sí una puerta abierta al pensamiento, que sería una pena cerrar a base de datos y detalles.
La sinopsis de este cuento, tan real como la vida misma, es la siguiente: una mujer abandona su París natal huyendo de los nazis durante la Segunda Guerra Mundial. Se instala en el sur de Francia y jamás vuelve a París, pero curiosamente, sigue pagando los gastos del apartamento en el que vivía en la capital, hasta el día de su muerte. Esto ocurre 70 años después, en 2010 y a la edad de 91 años. Tras este hecho y la burocracia correspondiente, una empresa de subastas procede a abrir el apartamento deshabitado y lo que encuentra es una sorprendente cápsula del tiempo que nos transporta a los años 40 y que permanece polvorienta e intacta a lo largo de las décadas. Situado en el distrito 9, en el barrio de Pigalle, el apartamento está decorado al gusto de principios del siglo XX, con elementos como un fregadero de piedra, un horno de leña, un emú disecado, largas cortinas, terciopelo, espejos, estampados florales y un curioso peluche de Mickey Mouse.
Pero lo que más llama la atención de los subastadores es un cuadro colgado en el salón. En él aparece una joven con un vestido rosa, pintado con un estilo que recuerda al del pintor Giovanni Boldini, pero del que no existen registros, y con el que nunca se le ha asociado. Entre todos los objetos se encuentran, guardadas con cuidado, un montón de cartas de amor del pintor. Se confirma su autoría. La joven del vestido rosa es la receptora de las cartas, Marthe de Florian, personaje de la socialité de la Belle Époque, antigua propietaria del apartamento y bisabuela de la misteriosa mujer que hace setenta años lo abandonó todo huyendo de los nazis.
Sin duda, esta historia deja muchas preguntas sin responder, pero puede que las que más nos hagamos orbiten sobre las motivaciones que pueden llevar a una mujer a pagar una casa en la que no vive, ni visita. No se trata ya solo de lo absurdo del tema económico, que parece no ser un problema. Sino de la falta de toma de decisiones. ¿Cómo se llega a los 91 años dejando al azar el futuro de un espacio, sin duda querido, pero al que no queremos acercarnos? Quizás la bisnieta de Marthe de Florian quería mantener el apartamento como un recuerdo tangible, intacto en su memoria, pero con la certeza de su existencia, como una manera de mantener un pasado arrebatado por la guerra, suficientemente valioso y amado, pero lo bastante doloroso como para no querer acercarse a él. Quizás, ser consciente de que el apartamento seguía respirando en las calles de París, era una manera de mantener viva a su bisabuela, que pasó de relacionarse con importantes personalidades a caer en el olvido como una simple cortesana.
Incógnitas a parte, disfrutemos del valioso y bellísimo documento fotográfico de la apertura de ese apartamento, que nos hará viajar en el tiempo e imaginarnos nuestras propias historias.